"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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El discurso

EL DISCURSO Un discurso es un acto locutivo, es decir, un acto de comunicación en el que un emisor expresa algo a alguien en un determinado contexto; es la transmisión de sentimientos y pensamientos en forma clara y ordenada. En un discurso se exponen una serie de ideas o argumentos que tienen la finalidad de expresar el pensamiento o ideas del autor, dar a conocer información sobre un tema en específico, hacer razonamientos en torno a éste o, bien, convencer a la audiencia. Un discurso puede presentarse en forma oral (ya sea leído en voz alta o pronunciado) o escrita (discursos publicados en ciertos medios, como revistas, comunicados, libros, medios electrónicos, etc.). Tipos de discursos: 1.Discurso político: busca convencer o lograr la simpatía de la audiencia mediante argumentos o informar acerca de asuntos políticos. 2.Discurso científico: expone avances o información científica por medio de un lenguaje técnico o especializado. 3.Discurso histórico: se habla acerca de acontecimientos pasados de relevancia, sus implicaciones, su importancia, su significado, etc. 4.Discurso jurídico: se pronuncia en tribunales. Tiene la finalidad de convencer al jurado, mediante argumentos, de la culpabilidad o inocencia de un acusado. 5.Discurso didáctico: tiene como finalidad la enseñanza; busca transmitir cierta información o persigue una enseñanza moral. Los discursos en la Antigua Grecia Para los griegos la retórica era considerada un arte, el arte de que un discurso fuera eficaz y lograra conmover o persuadir al público. La finalidad de los discursos era la persuasión; es decir, lograr convencer de lo dicho a la audiencia, de las opiniones formuladas, los argumentos dados y las conclusiones generadas. Un buen discurso hacía que las personas actuaran conforme los deseos o intenciones del orador. Para lograr esto debía estar bien escrito y utilizar diversos recursos argumentativos y literarios. Algunos de los autores de discurso clásicos son: Platón, Lisias, Tucídides, Isócrates, Demóstenes, Lisias, Aristóteles y Cicerón. En la Grecia antigua existían tres tipos de discursos, clasificados según la situación en la que eran enunciados y los fines que perseguían. Estos son: a) Los discursos políticos. Este tipo de discurso era enunciado en las asambleas. Su finalidad radicaba en incitar a los oyentes para que tomaran una resolución respecto a un hecho público específico. b) Los discursos panegíricos o epidícticos. Este tipo de discurso tenía como finalidad elogiar, alabar o resaltar las cualidades de cierto personaje. Buscaba comprobar y demostrar a la audiencia dichas cualidades. c) Los discursos judiciales. Este tipo de discursos se asemejan a los discursos judiciales actuales. La finalidad de estos discursos era disuadir a una audiencia y un juez respecto a la acusación hecha hacia alguien. Ejemplos de discurso: Ejemplo de discurso de ceremonia de graduación Estimado público, Me encuentro hoy ante ustedes para presidir la ceremonia de graduación de nuestros futuros médicos. La medicina, como todos sabemos, es una carrera que conlleva un sinnúmero de sacrificios y un estudio perpetuo. Ser médico, lograr este título, no es un final sino un comienzo. Así pues, los graduados que hoy se encuentran ante ustedes han empezado apenas su camino. La universidad fue la ruta que siguieron por un tiempo, pero de ahora en adelante le toca a cada uno de ellos construir su camino. Este título que hoy obtienen merecidamente es a la vez una promesa y un compromiso de por vida. Se comprometen, al aceptarlo, a hacer buen uso de él, a servir y ayudar a la comunidad, a utilizar sus conocimientos en provecho de la humanidad, a seguirse formando, educando y actualizando, pues ser médico es una elección que se hace de por vida. Una vez señalado esto, no me queda más que felicitarlos por el esfuerzo otorgado y por los resultados que obtienen ahora. Felicidades, estimados graduados, por el escalón que hoy ascienden. ¡Enhorabuena! Discurso pronunciado por la escritora Gabriela Mistral en 1945 al recibir el Premio Nobel de Literatura Tengo la honra de saludar a sus altezas reales los príncipes herederos, a los honorables miembros del cuerpo diplomático, a los componentes de la Academia Sueca y a la Fundación Nobel, a las eminentes personalidades del gobierno y de la sociedad aquí presentes. Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América Ibera para honrarla en uno de los muchos trabajos de su cultura. El espíritu universalista de Alfredo Nobel estaría contento de incluir en el radio de su obra protectora de la vida cultural al hemisferio sur del continente americano tan poco y tan mal conocido. Hija de la democracia chilena, me conmueve tener delante de mí a uno de los representantes de la tradición democrática de Suecia, cuya originalidad consiste en rejuvenecerse constantemente por las creaciones sociales más valerosas. La operación admirable de expurgar una tradición de materiales muertos conservándole íntegro el núcleo de las viejas virtudes, la aceptación del presente y la anticipación del futuro que se llaman Suecia, son una honra europea y significan para el continente americano un ejemplo magistral. Hija de un pueblo nuevo, saludo a Suecia en sus pioneros espirituales por quienes fui ayudada más de una vez. Hago memoria de sus hombres de ciencia, enriquecedores del cuerpo y del alma nacionales. Recuerdo la legión de profesores y maestros que muestran al extranjero sus escuelas sencillamente ejemplares y miro con leal amor hacia los otros miembros del pueblo sueco: campesinos, artesanos y obreros. Por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa. Ambas se alegran de haber sido invitadas al convivio de la vida nórdica, toda ella asistida por su folclor y su poesía milenarios. Dios guarde intacta a la Nación ejemplar su herencia y sus creaciones, su hazaña de conservar los imponderables del pasado y de cruzar el presente con la confianza de las razas marítimas, vencedoras de todo. Mi patria, representada aquí por nuestro culto Ministro Gajardo, respeta y ama a Suecia y yo he sido enviada aquí con el fin de agradecer la gracia especial que le ha sido dispensada. Chile guardará la generosidad vuestra entre sus memorias más puras. Discurso pronunciado por José Mujica, presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2013. (Fragmento). Amigos todos, soy del sur, vengo del sur. Esquina del Atlántico y el Plata, mi país es una penillanura suave, templada, pecuaria. Su historia de puertos, cueros, tasajo, lanas y carne. Tuvo décadas púrpuras de lanzas y caballos hasta que por fin, al arrancar el siglo XX se puso a hacer vanguardia en lo social, en el estado, en la enseñanza. Diría: la social democracia se inventó en el Uruguay. Durante casi 50 años el mundo nos vio como una especie de Suiza. En realidad, en lo económico, fuimos hijuelos bastardos del imperio británico; y cuando éste sucumbió, vivimos las amargas mieles de términos de intercambio funestos y quedamos estancados añorando el pasado. Casi 50 años recordando Maracaná, nuestra hazaña deportiva. Hoy hemos resurgido en este mundo globalizado; tal vez, aprendiendo de nuestro dolor. Mi historia personal: la de un muchacho, porque alguna vez fui muchacho, que como otros quiso cambiar su época y su mundo tras un sueño, el de una sociedad libertaria y sin clases. Mis errores en parte son hijos de mi tiempo. Obviamente los asumo, pero hay veces que me grito con nostalgia: “quién tuviera la fuerza de cuando éramos capaces de abrevar tanta utopía”. Sin embargo, no miro hacia atrás porque el hoy real nació en las cenizas fértiles del ayer. Por el contrario, no vivo para cobrar cuentas o reverberar recuerdos. Me angustia, y de qué manera, el porvenir que no veré y por el que me comprometo. Sí. Es posible un mundo con una humanidad mejor, pero tal vez hoy la primera tarea sea salvar la vida. Pero soy del sur y vengo del sur a esta asamblea. Cargo, inequívocamente, con los millones de compatriotas pobres en las ciudades, en los páramos, en las selvas, en las pampas y en los socavones de la América Latina, patria común que se está haciendo. Cargo con las culturas originarias aplastadas, con los restos del colonialismo en Malvinas, con bloqueos inútiles a ese caimán bajo el sol del caribe que se llama Cuba. Cargo con las consecuencias de la vigilancia electrónica que no hace otra cosa que sembrar desconfianza, desconfianza que nos envenena inútilmente.

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